miércoles, 1 de septiembre de 2010

Las bombas se te apolillan, querido amigo israelí

O al menos es lo que ha debido pensar Aznar acerca del arsenal bélico de Israel, y sin querer y en un renuncio bastante gore se le ha escapado hoy en la asamblea anual del Congreso Mundial Judío. Cosas de la verborrea (que es como un no parar de diarrea verbal) y de la ¿neurorrea?, que es un término que me acabo de inventar para definir lo que es tener neurosis a borbotones.

En Israel, como todos sabréis, hay un pastel bastante generoso. Aunque deberíamos decir más bien que en Palestina hay un generoso pastel llamado Estado Israelí, porque esa es la realidad: el conflicto judeo-palestino no existiría si a Israel, ese estado creado como desagravio tras el holocausto, no le diera por anexionarse tierras ajenas de un modo pornográficamente imperialista hasta lo camorrista. Este problema, el de las anexiones indiscriminadas, ha generado un clima de constante desafío, de tensión bélica constante, en la región Palestina, cuyos pobladores atacan con piedras a los tanques, y responden con ataques terroristas al constante terrorismo de estado Israelí.

Si dependiese de la capacidad militar de estos dos países en función de su extensión en el mapa, esto no pasaría de una guerra lamentable entre dos estados relativamente pequeños. Pero claro, existen dos factores que deforman, y mucho, la teoría de la situación en una práctica monstruosa. El primer factor es el tradicional apoyo de EEUU. Muchos se plantean que Israel es el hermano pequeño de los norteamericanos, cuando lo que cabe es plantearse lo contrario: ¿acaso no influye más el lobby judío en la política exterior estadounidense que Norteamérica en la política exterior Israelí? El segundo factor es la desvergüenza a la hora de mentir y la efectividad a la hora de propagar los embustes. Sí, queridos lectores, el segundo factor es el constante embrutecimiento (des)informativo al que se somete sistemáticamente ya no a la población israelí o a la estadounidense, sino a la población mundial. Os cuento una pequeña anécdota: tuve el privilegio (profesional, que no personal) de participar como reportero de un canal de televisión en un foro-entrevista a Ephraim Halevy, número uno del servicio de inteligencia israelí durante décadas y ex-mano derecha de Ariel Sharon. Una hora y poco frente a este auténtico promotor del genocidio, un par de preguntas incómodas que no me respondió de buena gana y una argumentación propia del mismísimo Himmler me bastaron para comprobar de donde surge el problema de fondo en todo este conflicto: de la mentira y de las tragaderas del ciudadano medio mundial.

Porque escuchar a esta bestia de metro noventa (si no recuerdo mal, aunque es verdad que el recuerdo engrandece en lo físico) que no quería una entrevista directa sino un corrillo de periodistas y requirió de un intérprete y del gran Enrique Cymmermann para despejar las pelotas complicadas me hicieron ver que las maquinarias de desinformación y de intoxicación propagandística surgen SIEMPRE del aparato militar. Porque, señores, este animal dijo que "El estado israelí ocupa territorio palestino con el ánimo de contribuir al desarrollo de esa nación". Y si los medios (FOX TV entre ellos) repiten esta indecente mentira hipnóticamente, u otras que vienen muy al hilo, el Billy Smith medio del estado de Massachussets se lo va a creer, porque no en vano se tira una media de 3'5 horas diarias delante de la tele. Y si Billy Smith se lo cree, entonces estamos jodidos porque hay demasiado Billy Smith en todo el mundo, de hecho cada día hay más, porque Billy Smith es un jodido redneck que practica la promiscuidad endogámica y la calidad (encefálica) de su descendencia se reduce al tiempo que se amplía su progenie (los gilipollas follan mucho entre ellos, generalmente sin tomar precauciones porque son precisamente eso, gilipollas). Demasiada gente deglute criterios deformados por inacción, esto es, por la inacción de no apagar la televisión.

Y entonces nos encontramos con que aunque ande como un pato, sea blanco como un pato, tenga pico como un pato y no pare de hacer "cuac" como un jodido pato, la gente lo que está viendo es un pavo real, porque un polemista dijo que era un pavo real en la tele, porque antes un presentador de un programa de debates dijo que efectivamente era un pavo real, porque antes un periodista escribió que él había visto al maldito pavo real, porque justo un día antes un consejero del gobierno había dicho que había visto a ese pavo real abrir su maravillosa cola de pavo real, porque además antes un viceministro había reconocido que sí, que en la moqueta del jodido suelo de su casa se había cagado el maldito pavo real. Pero el pato sigue siendo pato, y los que dicen que es un pavo real, con sus plumas, sus mierdas en moquetas viceministeriales y demás, son sencillamente unos mentirosos interesados y, quizás a estas alturas, irreversiblemente patológicos.

Y entonces, tras pararte a remontar el hilo de los defensores de la tesis del pavo real, descubres que en el principio, como un Big-Bang de la mentira sistemática, hay auténticos lumbreras como el que menté en el primer párrafo. Lumbreras con ganas de aparecer en los libros de historia cueste lo que cueste. Lumbreras capaces de decir, básicamente, que... bueno, capaces de decir mierda, mierda que básicamente consiste en "defender Israel es defender el modelo liberal de los estados occidentales" y que "Obama debería poner menos empeño en este acuerdo de paz y preocuparse más de que Irán no construya su bomba" (atómica, se entiende). Osea, una mentira gorda que no se cree ni él y otra directamente de comic de fantasía.

"Señores israelíes, tiren ustedes la bomba esa que tienen ahí pillando polvo a los moros, que son ustedes muy blandos", parece haber dicho Aznar delante de sus amigos (de alquiler) israelíes. Que Dios, Alá, Buda, Obi-Wan Kenobi o Chiquito de la Calzada nos pillen confesados, porque el día que todo esto reviente (y con animadores como el del bigote no parece que vaya a tardar mucho) nos vamos a acordar, y mucho, de todos esos hijos de puta que alientan las guerras y de los palmeros en los mass media que los amplifican. A ellos y a sus mentiras.

JM Martín


3 comentarios:

  1. El final me dio un poco de miedo... porque creo que realmente puede ocurrir.

    Me quedo con una frase "las maquinarias de desinformación y de intoxicación propagandística surgen SIEMPRE del aparato militar". La desinformación es sin duda una de las grandes lacras de esta sociedad, no sabemos ni la mitad de la mitad y lo malo es que tampoco nos dejan saber.

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  2. eRES JODIDAMENTE BUENO,TE EXPRESAS DE MARAVILLA,¿¿ HAS PENSADO EN DEDICARTE A LA POLITICA,EN SERIO,yO TE APOYO Y CREO QUE MUCHOS MÁS TAMBIÉN,...¡¡¡ PIÉNSALO....!!!

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  3. @Jose Cool... Si tienes un aval de 200.000€ nos dejan hacernos un partido, si no no te dejan, es el país que tenemos. En serio, y gracias por tu cariño incondicional, pero ¿de verdad tú crees que iba a haber gente que me siguiera, siendo yo un anti-todo como parece que soy? No hombre no, a mí me toca ser un frustrado, ya lo sabes...

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