martes, 27 de septiembre de 2011
Maten a Alessio Rastani: dijo algo que no sabíamos
Vale. Entiendo que el rollo técnico se la ponga morcillona a más de uno, y que los anglicismos sumen un +1 de terror a la logorrea de este profeta de los mercados, pero no nos estresemos, parémonos, pensemos y tengamos memoria. Para ayudar, plantearé a mis adorados lectores las siguientes preguntas:
- ¿Acaso la lógica no nos dice que si falta dinero de un sitio sobra en otro? Con lo cual ¿acaso no era muy evidente que con esta crisis hay gente enriqueciéndose descaradamente?
- ¿Pensábais que un tipo que se pasa las horas del día especulando con valores y cuyas acciones implican muertes por inanición o compra-venta de coca de genuina calidad todavía podía albergar algún tipo de moral o tapujo? O lo que es lo mismo ¿esperábais que un Alessio Rastani de la vida afirmara estar buscando soluciones a la crisis?
- ¿No era acaso demasiado evidente que es la especulación financiera y no el color de tal o cual política la que ha creado este monstruo de vaciar casas y matar a sus legítimos propietarios en la calle?
- ¿Quién creíais que mandaba en el mundo si no Goldman & Sachs y demas monstruos financieros que se reparten el pastel mientras se masturban descaradamente y se la limpian con billetes de 1000$? O, dicho de alguna manera ¿no había quedado ya claro que eso de ir a votar y tal no es sino un circo para salvar las apariencias?
- ¿Por qué seguís pensando que esto va de votar a este u otro partido? ¿Por qué no os dáis cuenta de que no es izquierda o derecha o centro o arriba o abajo? ¿Por qué no os paráis a pensar, de una puñetera y condenada vez, que esto va de ricos contra pobres? ¿Y por qué no os dáis cuenta de que mientras las cosas sigan así tú vas a ser más pobre para que otro sea más rico?
- ¿Por qué os cabreáis desde vuestros salones mientras reprimís esa vocecilla interna que os dice "alguien debería hacer algo", "alguien debería pegarles un tiro" o "deberíamos tirarnos todos a la calle"? ¿Por qué no reprimís la voz de tal o cual opinólogo/tertuliano/político que os dice que la gente que protesta son unos antidemócratas? ¿No os dais cuenta de que darle al botón de OFF de vuestra tele es más sano?
- ¿No resulta jodidamente evidente que los políticos no es que no puedan hacer nada sino que, directamente, no quieren hacer nada porque ellos acaban trincando, directa o indirectamente? ¿No se dan cuenta de que en estos tiempos es más halagador que ofensivo que Pedro J te llame antidemócrata? ¿No se dan cuenta de que el Pedro J de turno (nota para no españoles: Pedro J es un periodista/propagandista político) es sencillamente el último eslabón de la cadena de este perverso sistema económico de mierda?
Alessio Rastani es tan sólo alguien con las suficientes narices como para exponer la realidad tal y como es. Igual que un senador que afirma que el Senado es tremendamente inoperante, o como un futbolista que afirma que los deportistas de élite cobran demasiado, o como un empleado de banca que reconoce que su trabajo consiste en guardarte el dinero y no dejar que lo toques para hacer lo que su jefe quiera. Gente que vive bien y que es descarada en todos los casos, cierto, pero gente que no está mintiendo: el mundo es tal y como lo ha afirmado Alessio Rastani.
Ahora tienen ustedes dos opciones: seguir poniendo el grito en el cielo desde vuestras casas, olvidar lo que les molesta cuando se cansen y seguir haciendo lo mismo que siempre, o tragarse el orgullo, empatizar con esa gente que se enfada y sale a la calle a protestar y, si no les gusta su estrategia, empezar a pensar soluciones antes de que sea demasiado tarde. Nadie garantiza que salgan adelante, pero por lo menos no estarán sentados en su sofá, que ya tiene el hueco de su pandero.
En cualquier caso, dejen de matar al mensajero. ¿O acaso lo que les molesta no es sino que les recordara aquello que tanto os incomoda?
JM Martín
ACTUALIZACIÓN: Corren rumores de que Alessio Rastani es, en realidad, miembro del grupo cómico "The Yes Men". En cualquier caso, me reafirmo: lo que ha dicho era Vox Populi, igual que el hecho de que es más fácil morir en Burkina Fasso que en un apocalipsis zombie.
viernes, 23 de septiembre de 2011
Bruselas: el epicentro del terremoto
Cuando hace un par de meses recibí una invitación para asistir a las Jornadas Europeas para la Juventud de los Social Demócratas europeos, planearon sobre mí algunas dudas, especialmente relativas a la utilidad de la asistencia y a la percepción de aquellos con los que he compartido peleas en los últimos meses. No obstante, y pese a que todavía necesitaré unos días para resolver las dudas del segundo tipo (las cuales no tienen por qué revestir excesiva importancia, en tanto que yo no milito en ningún partido y por tanto tengo derecho a reunirme con quien quiera, siempre a título personal) creo que estoy en condiciones de resumir mis impresiones sobre estas jornadas. Vamos allá.
Lo primero, lo innecesario de colocar el lema “Meeting with the young indignant citizens” en la puerta del hemiciclo donde iban a tener lugar las conferencias. Protesté por ello cuando tuve la oportunidad de hablar a micro abierto (“señores, ese cartel de ahí está mal, no somos indignados, somos ciudadanos movilizados, concienciados y estamos empezando a diseñar estructuras alternativas ya que ustedes no lo están haciendo”). Este cartel me hizo sentir un mono de feria. Que jóvenes italianos y franceses afiliados al partido me señalaran los días posteriores y me llamaran “el indignado” tampoco contribuyó a que me sintiera demasiado bien, aunque al menos los jóvenes italianos y franceses eran gente agradable y de buena conversación. Quien hizo el cartel seguramente no, ya que hay que ser bastante insensible para no darse cuenta de que los "indignados" es la vergonzosa marca-producto de la incompetencia política imperante.
Lo segundo, la escasez de la tan proclamada austeridad. Nos hemos hospedado en el Hotel Bedford (busquen información sobre él en internet), un hotel de 4 estrellas a 300 pavos la noche -habían habitaciones baratas, pero no nos metieron en ellas-. Nos dieron de cenar en una sala de fiestas en las que se descorcharon infinitas botellas de vino y champagne que –sin ser yo un enólogo- malas no eran. Y en determinado momento oí que el presupuesto para esas jornadas era de 80000€. Con 102 jóvenes, disparar el gasto a casi 800€ por persona para sólo dos días me parece cualquier cosa menos austera. He costado más de lo que nos gastamos mi madre y yo al mes. No se acaban de disfrutar este tipo de cosas, aunque no os lo creáis.
Lo tercero, la poca perspectiva autocrítica imperante. Vale, imperante es una palabra muy fuerte, similar a mayoritaria, pero era una tónica encontrar a gente –militantes o simpatizantes del Partido Socialdemócrata europeo- con más ganas de reventar el “soy federalista” o el “tenemos que ganar elecciones” o incluso el ya muy manido “son los conservadores los que están matando Europa” que con ganas de admitir que, en efecto, han sido los partidos socialistas español y griego los que han subido la edad de jubilación y los que aprueban decretazos y reformas constitucionales sin contar con el pueblo. Rechazo de pleno la escasez de propuestas que han partido de jóvenes militantes, algunos de ellos –insisto que algunos- más pendientes de asociarse desde el mamoneo que desde la inteligencia constructiva y la mentalidad crítica. La política huele mal desde fuera. Desde dentro es un reto permanecer si no tienes ganas de mamonear y sí de proponer.
En cuarto lugar, y esto sea probablemente lo más grave, he de denunciar la indiferencia ante algunas propuestas. Sé que sonará a complejo de inferioridad, pero fueron mías las dos propuestas principales más descaradamente ignoradas:
1. La primera propuesta, encomendada por mi plataforma Govern Obert, fue solicitar una normativa europea de acceso a la información, así como denunciar los bajos niveles de transparencia y las dificultades de acceso a la información pública en nuestro país, denunciados por la Freedom Of Information Advocacy y Transparencia Internacional. En este sentido, solicité la instauración –o al menos la proposición y el estudio- de una normativa europea de transparencia integral, inviolable por todas las instituciones locales, municipales y nacionales, que se ajustase a los estándares fijados por la FOIA y TI. En mitad de una discusión filosófica de bajo calado, propia de unos juegos florales en época de vino y rosas (“¿más Europa o menos Europa”), acabé mi intervención solicitando, y cito textualmente, “más Europa, pero siempre desde el derecho a saber”, arrancando el primer aplauso unánime del hemiciclo en la hora y media de debate que llevábamos. Este último dato no está colocado para mi propio regocijo, sino para trasladar el apoyo recibido por dicha propuesta. Acuerdo aplastante por parte de los asistentes, indiferencia manifiesta por parte de las autoridades.
2. La segunda propuesta, esta ya generada por la mala uva que empezaba a sentir tras la desfachatez de ciertas perspectivas –ciertamente ajenas al sentir de la calle y muy próximas a lo sectario- fue la publicación de los datos sobre los bancos privados que financian las campañas de los partidos socialistas nacionales, así como auditar e investigar los casos de corrupción y evasión fiscal derivados de las transacciones especulativas que están dinamitando la economía europea –véase el caso de Botín y su gusto por los paraísos fiscales- y dañando deliberadamente el sistema del bienestar. Afirmé que si la socialdemocracia sigue queriendo hacer honor a su nombre, debe luchar contra la banca privada que no juegue según las normas, aunque sean las mismas instituciones corruptas que financien su campaña política
Estas dos propuestas fueron deliberadamente ignoradas por los europarlamentarios allí presentes: Martin Schulz, Hannes Svoboda y López Aguilar entre otros. Recalco el hecho de que la primera de estas propuestas fue unánimemente aplaudida en el hemiciclo. Pero nada. Aire que pasa.
En quinto lugar –nótese que dejo lo positivo para el final, para dejar un buen sabor de boca a quien lea esto- he de remarcar las buenas migas que hemos hecho con nuestros conciudadanos europeos, especialmente con los griegos, portugueses e italianos. Efectivamente, los llamados “PIGS” (Portugal, Italy, Greece, Spain) hemos llegado a la conclusión de que nos sentimos ciudadanos de segunda división frente a una primera división franco-británico-alemana. Esto no tiene sentido en un sistema supuestamente igualitario, aunque tampoco lo tiene que los alemanes presentes en dicha conferencia consideren que la solidaridad es un sinónimo de caridad. Señores: cuando los PIGS ya no tengamos ni un euro para comprar sus Volkswagen, ir a ver la última de cine francés o comprar el último disco de Coldplay, se van a comer sus productos con patatas. Por ello, y tras una reunión con la “delegación” griega, estamos trabajando en un texto común llamado “To fight against the crisis is to fight against the financial markets” (Luchar contra la crisis es luchar contra los mercados financieros”) que será dirigida a los partidos socialistas estatales de los países miembros de la Unión. Este hecho –la redacción del texto- fue comunicada por la moderadora Victoria Martín a los presentes, poker face de los eurodiputados incluida.
El socialismo y la izquierda en general es una idea que ya no tiene cabida en el europarlamento. Ahora hay una habitación pintada de rojo y dividida en dos. En el fondo de la habitación y muy lejos de la puerta, jóvenes a los que costaría distinguir en algunos casos de entre los asistentes a una boda, tanto por imagen como por capacidad de conversación: todos repiten las mismas cosas y todos se practican sexo oral con las palabras sin caer en lo pobre de su discurso, al que le hace falta una o dos actualizaciones. Al otro lado de la habitación, muy cerca de la puerta, una masa de ciudadanos críticos que sienten sus ideas violadas por un sistema muy preocupado en dar comodidades a unos pocos pero muy despreocupado por el interés general. En el primer grupo destacan laboristas ingleses de veinticinco años cuya mayor reflexión es “tenemos que ganar elecciones” y eurodiputados cuya respuesta a una pregunta incómoda es “vamos a hacer un descanso, la sala de fumadores está a la izquierda” (querido Svoboda, ud eres ese hombre). En el segundo grupo hay griegos y españoles con el agua hasta el cuello, traicionados por un gobierno que de socialista tiene tan sólo las siglas y que se ha vencido al mamoneo interno, exiliando a gente como Andrés Perelló a la gris Bruselas en lugar de colocarlo en el lugar que se merece: proponiendo soluciones y hablando claro. Fuera de esta metafórica habitación, un tal Martin Schulz reconoce sin pudor que “no tenemos soluciones”. No las tienen porque las soluciones pasan por pararle los pies a la banca privada, la misma que le permite llevar un estilo de vida que nada tiene que ver con los 400€ al mes con los que yo malvivo.
Señor Schulz, señor Svoboda, señores demasiado alejados de la realidad e incapaces de dar soluciones: les pagamos para que se tiren 8 horas al día pensando en esas soluciones, no pretendan que gente como yo o como Dimitrios, mi colega griego, las encontremos, puesto que estamos más preocupados por sobrevivir. Si son ustedes incapaces de encontrar soluciones, les propongo lo siguiente: haremos mi amigo y yo su trabajo mejor que ustedes –a su declarada incapacidad y a nuestras numerosas propuestas me remito- por un cuarto de su sueldo. ¿Hace?
Por último, recordar que ninguno de los asistentes pertenecientes al movimiento 15M fuimos a aplaudir a ningún político, ni a representar a nadie ni a pasar el día. Fuimos a proponer soluciones y a comprobar la visión del segundo colectivo político más importante de la Unión. Sin embargo, salimos de ahí con la triste sensación de que Europa está a punto de pegarse una hostia de proporciones épicas. Ríanse ustedes de la crisis hasta ahora. Se quieren votar propuestas para eliminar el contrato y volver al sistema laboral del siglo XIX. Por ejemplo. Esto es Europa. Y luego querrán que no seamos eurofóbicos.
JM Martín
PD: En breve circulará la citada carta. El día en el que los pobres nos rebelemos contra la hipocresía de nuestros gobernantes se acerca. El problema dejará de ser nuestro y va a empezar a ser suyo.
miércoles, 7 de septiembre de 2011
No me digas que esto no es una tara genética
El debate sobre el origen del ser humano no será resuelto nunca. La ciencia podrá avanzar, si es que no nos reventamos por el camino y volvemos a las cavernas, desnudos, calvos y probablemente afásicos perdidos, pero probablemente sus conclusiones nunca sean asumidas por una mayoría de personas necesitadas de volver del logos al mito y dar peregrinas explicaciones que nunca tengan más lógica que cualquier película barata. Seguramente nunca sabremos de dónde venimos, si fue el buen dios o una caterva de científicos reptilianos quienes nos crearon en la noche de los tiempos, o sencillamente una cruel broma química del mismo universo que luego hizo la coña más grande creando a
Quizá sea una deformación congénita. Quizá sea mera estupidez. O quizá –me revienta inclinarme por esta opción, pero no me queda más remedio- sea la condena que a buen seguro tengamos insertada en algún filamento perdido del código genético, como una costura rebelde en esa camiseta jodona que te encanta pero te rasca. Hay indicativos para pensar que no nos escapamos de esa sentencia que a toda especie dominante le ha tocado arrastrar. Los dinosaurios tenían un cerebro igual que el de Belén Esteban, las cucarachas serán reconocidamente gilipuertas cuando sean la ley en este planeta y el ser humano es incapaz de actuar con perspectiva porque mirar más allá del ombligo (propio o de la bailarina de striptease de turno) es bastante jodido. Cuestiones, por un lado, de esfuerzo neurológico –Punset mola, digáis lo que digáis- y por otro, y aquí radica lo penoso, de herencia cultural: nos han metido tanto la importancia del individuo por los ojos y las orejas para que nos entre bien metido el mastodóntico rabo del neoliberalismo que, cada día más, somos incapaces de cambiar nuestras convicciones para empatizar un poco y, de paso, aprender.
No seré yo el presumido que dé lecciones morales: soy un presunto sabelotodo, un aprendiz de algo y maestro de nada y un discutidor nato. No hay moralinas, pero hay ciencia y memoria, y de momento no existe ningún mito sobre un zombie empalado que desmonte esta evidencia: el ser humano es un compendio de piel, huesos y egoísmo capaz de ignorar verdades a palmo de senos nasales con tal de no cambiar de opinión. Tenemos el mejor bagaje educativo de la historia de este país –fábrica de generar licenciados parados, pero licenciados al fin y al cabo- y parece que por ello podamos ignorar a nuestros mayores, con su impagable experiencia y el cariacontecido reconocimiento de sus no pocos errores, de los cuales deberías intentar aprender. Llevamos pidiendo participación institucional tres meses y nos creemos con derecho de reprobar a aquellos pocos que, movidos por la voluntad de cambiar nuestra vida a mejor y no la de llenarse los bolsillos, entran en un círculo viciado pero salvable como es el de la política de partidos: militar en un partido es pensar en los demás, figurar en una lista deja entrever que en lo que pensabas era en nuestros votos, condenado burócrata de tres al cuarto.Hemos invadido unas plazas en nombre del pensamiento crítico y por ello tenemos que denostar todo aquello que se salga de nuestros recién adquiridos parámetros sociales, porque el activismo no existía hasta hace dos días y porque quien se mueva no saldrá en la foto de los libertarios (sí, a ti y a mí nos encantaría lucir en una camiseta como ahora luce el Ché, honeybunny).
En ocasiones pensamos que queremos salvar nuestro culo y el de los demás. El hecho de no pararnos a considerar que lo que mueve al resto de culos puede que sea el bien común nos hace merecedores no de salvación, sino de que una buena bota campera nos patee.
De momento voy a ir poniéndome en pompa, que si no hoy igual sí mañana me empiezo a merecer la patada.
JM Martín